EntrevistaJCohen

¿Cuál ha sido tu trayectoria como Madrij hasta hoy?
He cambiado un poco mi trayectoria ya que he crecido, aprendido y evolucionado según las experiencias y enseñanzas. Comencé siendo un madrij tranquilo al cual su motivación para trabajar era divertir y pasarla bien. Aprendí que siempre podemos dar algo más, podemos inculcar, enseñar, guiar y más aun fomentar. Ahora sé que el madrij es responsable de moldar mentes jóvenes para hacer mejores personas tanto para el mundo como para ellos mismos. Llevo ya 6 años en la capa de madrijim, en el 2006 entré y me ha gustado tanto, ha marcado tanto mi vida que lo veo parte de mi. Soy parte de Jinuj, los responsables de la parte educativa de la tnuá. Fui, soy y seré parte de Pirsum, la parte de publicidad. Me he dedicado a eso en mi vida propia y lo transmito y aporto a la tnuá. No puedo hablar aún de mi partida de la misma porque aún siento que hay cosas por aprender y por aportar a la misma.

¿Qué es ser Madrij para ti?
Ser madrij es más que ser un educador, no sólo nos lleva a las respuestas básicas de enseñarle a nuestros janijim cosas que puedan utilizar para su dia a dia, para su vida, información de cultura general, etc. Se trata de guiarlos y poder fomentar su crecimiento personal dando como punto de partida lo que ellos necesiten y puedas responder mediante tus conocimientos o experiencias, aclarar esas inquietudes y engrandecer sus fortalezas, conocer sus debilidades y prosperar.
Veo el ser madrij más como una persona de confianza la cual siempre estará para nosotros cuando lo necesitemos, un modelo a seguir en ciertas situaciones.

¿Qué rango de edades prefieres como Janijim?
En el transcurso de mi tiempo como madrij he trabajado desde 8-9 años hasta chamos de 15-16. Realmente estoy indeciso pues me ha gustado trabajar con ambos extremos, es decir, con los niños de 8-9 años se puede ser más creativo, suelto pero con los grandes de 15-16 se puede profundizar más.

¿Qué valor piensas que es el más importante para transmitir como Madrij?
Pienso que la superación es el valor más importante para transmitir como madrij porque nos permite crecer  como persona en otra escala totalmente distinta a la cotidiana, la superación nos estimula a ser mejores cada día, a cambiar para bien, crear nuevas experiencias y superar nuestros miedos, fortalecer nuestras debilidades, nos propicia a ser mejores personas y mejores con nosotros mismos.
La superación propia siempre trae algo de satisfacción acompañada en cada logro.

¿Qué significa Israel en tu vida?
Israel es más que el estado del pueblo judío, considero que como meta personal debo hacer aliyá en algún momento, más no por ahora. Israel influye en mi vida tanto como ejemplo de progreso, prosperidad y muchas otras cosas.

¿A qué personaje judío admiras? ¿Por qué?
Siempre he admirado bastante a Yitzhak Rabin, no solamente por su carrera político-militar sino por ser un visionario, una persona sincera y dispuesta a hacer bien.
Él no era parte de aquellos embajadores cuya diplomacia era parte inseparable de su ser, no conocía los protocolos y hasta los cocktails (trajes) le parecían extraño.
fue una persona que le daba un trato personal, abierto y sincero a todos aquellos con los que se relacionaba, era complejo a pesar de todo, un analista. Fue perseverante cuando se necesitaba un progreso. Tantos reconocimientos, años de primer ministro, su carrera en general.

Lo admiro por su genialidad en manejo de situaciones, perspectivas y forma de ser.
Al igual que él, yo manejo también esa parte de las “relaciones públicas”, me presento como una persona sociable, de carácter firme cuando es necesario más sincero siempre.

Cuéntanos una experiencia única como Madrij
Una de las experiencias únicas que siempre transmito porque considero que expresa lo suficiente es la mía propia, es decir, mi historia como janij y mi evolución a la capa de madrijim.
De niño en la edad de 10-11años, era un chamo muy cerrado en cuanto a relacionarme con otras personas, el Ken me ayudó a eventualmente poder abrirme y ser una persona de las más sociales y proactivas. Recuerdo algunas peulot de niño en las que nos sentábamos todos en un círculo y cada uno tenía que decir algo de sí mismo, yo sabía lo que tenía que decir de mí, pero cuando llegaba el momento una “fuerza adyacente” me paralizaba y me trancaba, recuerdo el esfuerzo y dedicación de mis madrijim, esperando y las oportunidades que me daban para que hablara. Siempre me alentaban a que yo podía, que no había por qué temer y demás, siempre tuvieron fé en mi. Parte de ésta experiencia también está la capa de madrijim porque ahora bien, con los janijim que crecí en la tnuá me formé y llegó el punto de entrar en la capa, recuerdo que uno de los madrijim que más me ayudaron en ese entonces seguía dentro de la capa y al ver que quería ser madrij se alegró bastante, se emocionó y me comentó lo siguiente “recuerdo cuando antes no podías contarnos nada de ti mismo y te bloqueabas, ahora sin ningún miedo estás dispuesto a transmitirnos mucho tanto a nosotros como a tus futuros janijim”.

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